Solos
Hace ya mucho tiempo me pasa que me entristezco con historias tristes de gente q no conozco. Me imagino su pena, su nudo en la garganta, el dolor de guata, la vertiginosa correlación de preguntas sin respuestas: ¿porqué a mi?, ¿de verdad está pasando?, ¿pude evitarlo?, etc. Tengo facilidad para empatizar con el dolor, y muchas veces trato de disimularlo para que no parezca cuento. Me duelen las cosas ajenas y me quedan dando vueltas, me han hecho daño y por eso les bajo el perfil. No lo comento con nadie, me hago la loca, y pienso q a mucha gente le pasa lo mismo entonces me alegro de que el mundo sea tan solidario.
Últimamente me pasa seguido con gente q pierde a personas q ama. Madres, sobre todo, que pierden a sus hijos. Yo me muero si algo les pasa a mis hijas. Tengo claro que me volvería loca, que no podría vivir con un dolor tan grande, que no habría fe ni terapia capaz de sacarme del infierno en que se transformaría mi vida si a mis hijas las viera morir. Lo sé, lo asumo, es lo único que no superaría y por eso me aterra la idea y prefiero no pensar nunca en eso. Excepto, claro, cuando veo a una madre desgarrarse por haber perdido un hijo.
Como en las noticias, con esto del maremoto, o tsunami, que desgracia. Si no fuera porque en mi casa son demasiado energúmenos para entender que algo así pueda ponerme tan mal, creo que lloraría mientras veo las noticias. De hecho, prefiero no verlas, porque las imágenes de esos cuerpitos embarrados sin vida, y sus mamás desencajadas de dolor me parte el alma, el espíritu, me lleno de impotencia, de angustia, porqué a esas madres, y a esos hijos, me cuestiono a Dios, todo. Habiendo tanto hombre desgraciado tomando rehenes, torturando comunidades enteras, asesinando a destajo y sin remordimientos, viene un desastre de esta magnitud a arrebatar vidas nuevas, pequeñas, relucientes.
Y bueno, aparte pienso en la tragedia mas cercana a los chilenos, de la chica que pasaba su luna de miel en Tailandia, que además, se llama como una de mis hijas, Fran. Pienso en ella, en su esposo, en su familia, me imagino el horror de los cadàveres amontonados, tal vez ella esté entre ellos, y no se a quién o qué rogarle porque no sea así. Qué se puede pedir, esperar. A lo mejor estamos demasiado solos los seres humanos. No fuimos capaces de hacernos cargo de nosotros mismos, capaz q Dios tiró la toalla y se fué a hacer nuevos mundos en otras galaxias.
Dios cerró los ojos y no quiere vernos. O nunca nadie nos ha visto en realidad.
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